El que busca, encuentra.
Seguramente está usted buscando modos para mejorar el rendimiento de su negocio y, como dice el dicho, el que busca encuentra. Obviamente, todos queremos encontrar respuestas lo más pronto posible, la clave es ¿dónde buscar? o ¿a quién preguntarle?
Aunque no es despreciable en absoluto consultar, leer, estudiar… una práctica que en mi experiencia resulta poco socorrida, es reconocer las ideas propias, los paradigmas que hemos construido y mediante los cuales nos explicamos toda la realidad.
Todos mantenemos un diálogo interno con nosotros mismos, y en dicho diálogo podemos encontrar significados importantes que pueden explicar nuestra condición actual. Hay una ley absoluta: nuestro presente es el resultado de la acción tomada (o no tomada) en nuestro pasado, y dicha acción corresponde perfectamente con nuestras ideas y creencias más profundas.
Así pues, tanto si estamos contentos con nuestra realidad actual, como si no lo estamos, seguramente deseamos un cambio: mejorar. Esta mejora, este cambio práctico, requiere de nosotros un cambio profundo: un cambio de ideas, un ajuste a nuestros modelos y paradigmas, un diálogo interno distinto. Si queremos resultados distintos, necesitamos una acción distinta.
No es suficiente con ensayar nuevas técnicas, nuevos procesos, actualizar la tecnología o asociarnos con otros. Todo esto puede llegar a ser muy importante, pero lo verdaderamente decisivo es que construyamos nuestro futuro desde nuestros modelos mentales. La realidad que nos circunda es resultado de nuestra realidad interior.
Por supuesto que esto no es tarea fácil. Es probable que haya muchos elementos de nuestra realidad que no nos gusten: en lo personal, en lo familiar, en lo laboral o en lo social… y puede ser duro entender y reconocer que cada uno de nosotros es responsable de su propia realidad (es más fácil responsabilizar a los demás). Seguramente necesitamos orientación y ayuda para realizar este cambio profundo. La buena noticia es que una vez que aprendemos a hacerlo, efectivamente podemos responsabilizarnos de toda nuestra vida y de nuestros resultados; no podremos echarle la culpa a nadie por nuestros desaciertos, y tampoco el mérito por nuestros éxitos, pero, ¿a poco no te parece atractivo cargar con esa responsabilidad?